EL CONSUMO DE LA CULTURA Y EL ARTE
POR VERÓNICA LOAIZA*
A partir de las creencias, el sistema de creencias, las tradiciones, los usos, la forma de vida se fundamenta la cultura como un conjunto de rasgos intelectuales, materiales, espirituales y de cordialidad de un grupo social. En este sentido el arte y las letras imperan un papel fundamental para el desarrollo de la sociedad.
«Toda persona tiene derecho a tomar parte libremente en la vida cultural de la comunidad, a gozar de las artes y a participar en el progreso científico y en los beneficios que de él resulten», así se establece en la Declaración Universal de los Derechos Humanos.
Un creador de arte es aquel que garantiza la reflexión y generación de objetos artísticos, por lo tanto, culturales. Estos objetos tienen estrecha correspondencia con el lenguaje, la filosofía, la política y la ciencia, en determinado tiempo y espacio.
El artista produce arte, la obra surge de diferentes disciplinas: las escénicas [la danza, el teatro, happening o performance], las visuales [arquitectura, pintura, escultura, corporal, instalación, fotografía, gráfica, cinematografía o medios alternativos]. Las literarias [narrativa, poesía, drama o retórica] y las musicales [ópera, canto, composición, interpretación], sin dejar a un lado a la historia, la crítica y la interpretación.
En un sentido de desarrollo social los artistas, como creadores, garantizan y aportan a la diversidad e identidad de la cultura. El arte, en cualquiera de sus disciplinas es indispensable y esencial para la sociedad, pues nos permite tener diversas perspectivas antropológicas y sociológicas. En la generación del objeto cultural u objeto de arte participan quien lo produce y el producto como tal; es decir, el artista crea y esta a la vez representa identidad.
Con base en la Conferencia General de la UNESCO de 1980 en Belgrado, un artista se define como “toda persona que crea o que participa por su interpretación en la creación o la recreación de obras de arte, que considera su creación artística como un elemento esencial de su vida, que contribuye así a desarrollar el arte y la cultura, y que es reconocida o pide que se la reconozca como artista, haya entrado o no en una relación de trabajo u otra forma de asociación”.
En relación al arte, los objetos culturales se refieren a los objetos que se generan a través de las disciplinas artísticas, estos pueden ser tangible o intangibles. Mantienen una estrecha relación con el contexto, las creencias y las influencias del medio en el que se desarrollan.
Sus momentos puede ser diacrónicos [cuando se estudia en relación al tiempo, desde su origen], sincrónicos [la relación de los objetos culturales, los objetos que los componen y sus relaciones] y pancrónicos [regido por el conocimiento cultural, por su conceptualización].
La forma de distribución se lleva a cabo de diversas maneras, una de ellas es por tradición y herencia, es decir, de generación en generación se transmiten los conceptos culturales. Al referirnos a ritos, creencias o mitos, dichos perduran en la memoria colectiva de forma intangible, forman parte de la identidad cultural.
El arte y los objetos de cultura son productos generados por un grupo social específico, los cuales dan un significado más allá de la función que poseen. En muchos de los casos su origen trasciende por el contexto en el que se ubican, por su significación, lo que representan en lo simbólico, político, filosófico y sociológico. Hoy en día existen empresas y gestores culturales cuya finalidad es la promoción de dichos objetos de arte y cultura; así como la generación de un mercado del arte y la cultura.
Actualmente por acuerdos de la Organización de las naciones Unidas toda legislación y política pública debe considerar condiciones en el campo cultural que protejan a los productores de arte y cultura. Estas garantías y derechos son: pensiones, seguridad social, movilidad en su país de origen y fuera de él, infraestructura para ejercer su labor, seguridad, servicios de salud, empleo remunerado de manera justa, pensión y fomentos económicos de diferentes sectores. La cultura, entonces, no solo se asegura como un derecho, deben existir las condiciones adecuadas para desarrollar, de forma respetuosa, el trabajo cultural.
Los objetos culturales transmiten sensaciones y reflexión, en ese sentido el ser humano tiene la necesidad de complementar esa reflexión por medio de diferentes formas, una de ella es el arte. Consumirla es un concepto que durante siglos ha existido, en algún sentido por la cuestión estética, en otro por la demostración de estatus social. El arte es permanente representación de la cotidianidad, de las perplejidades, su consumo corresponde a su contemplación y perspectivas de las diferentes formas de vida.
Así es que existen los creadores, prosperan los artistas, se mantienen los consumidores y espectadores de arte y cultura; los cuales poseen una gran carga estética, sus promotores generan los mecanismos adecuados difundir y distribuir dicho producto.
El mercado arte es un fenómeno que contribuye al desarrollo de la estética y sus conceptos. El arte tiene relación directa con la sensibilidad de quien consume, sensibilidad que se fomenta.
Generalmente el consumidor es sensible, no solo del concepto, en general de lo estético y artístico de la obra. Cada disciplina tiene su forma de consumo y público al que va dirigido, así se desarrollan experiencias estéticas correlacionadas con el medio, formación, gustos, capacidad de apreciación, lenguaje e intereses del mercado. Como promotores del arte y la cultura, la responsabilidad es la de otorgar las herramientas y los medios para crear públicos específicos de los conceptos estéticos y el producto de arte y cultura.
*Verónica Loaiza es arquitecta, artista visual y gestora cultural. Directora de la asociación civil Contenedor de Arte.