MIRADA DEL CAMINANTE.
Por Francisco Álvarez Díaz.
… y al volver la vista atrás
se ve la senda que nunca
se ha de volver a pisar.
Antonio Machado.
Estas imágenes resultan del oficio de caminar, del placer que se experimenta al hacer que la tierra se mueva al impulso de cada uno de nuestros pasos en diferentes escenarios de amaneceres, atardeceres y la medianía del día.
Imágenes captadas al paso con una sencilla cámara que llegó como regalo de mi nieto al nacer. Imágenes simples con el intento utópico de perpetuar el instante… el anhelo de no olvidar.
Nacen de lo cotidiano, del espacio común, de la plaza pública, de caminos y veredas.
Cada fotografía es una lucha contra el olvido, del olvido que todos seremos algún día.
Que si bien el olvido es un instinto desarrollado para sobrevivir es cierto que en el heroísmo de lo cotidiano hay momentos inolvidables, instantes que no quisiéramos emigraran al pasado y nos empeñamos en mantenerlos en la realidad del presente. Cada imagen tiene esa pretensión, ilusa tal vez y me excuso afirmando que la razón no es fuego tibio que calienta sino hierro candente que –muchas veces- lastima; para alivio de esos males queda el refugio de los sueños, de la ilusión que nos salva del precipicio que irremediablemente nos conduce a la muerte.
Amo la vida y por ello pretendo fijarla en imágenes que no destruyan las trampas de la memoria.
Estas imágenes son hijas por igual de caminar y mirar, caminar en solitario y mirar con los ojos abiertos y la mente dispuesta.
Le convido, si no tiene inconveniente, a que haga lo mismo, le agradeceré su compañía recordando que la vida es bella no porque sea eterna sino por su finitud. Por tanto, lo invito a luchar contra el olvido en la contemplación de estas imágenes que ilusamente pretenden atrapar lo efímero.
*Para disfrutar de esta exposición, pueden visitar el vestíbulo Teatro Juárez de Zitácuaro, durante mayo y junio 2018, de martes a domingo de 11:00 a 19:00 horas.