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LA CALLE, EL NUEVO MUSEO

Por Verónica Loaiza*

 

“No escucho lo que dicen los críticos de arte. Yo no conozco a nadie que necesite un crítico para saber qué es el arte”

Jean-Michel Basquiat

Las calles son el museo…. los muros el lienzo, saturados de graffiti o esténciles de artistas que permanecen en el anonimato. Las imágenes invaden la ciudad, plasman el arte. Londres, Barcelona, Berlín, São Paulo y Toronto, urbes donde la arquitectura se conforma de hierro, fachadas eclécticas de piedra, muros que van desde los blancos y cafés a los grises, son colmados de arte urbano. En contraste a las construcciones sobrias y neutras de una ciudad cualquiera, los colores se impregnan a través de imágenes de personajes fantásticos, de ilustraciones del imaginario en murales o esténciles, de connotación social, poética, religiosa o política donde el manejo de la técnica no es lo importante.

El término arte urbano o arte callejero, traducción de la expresión inglés street art, describe el arte expresado en la calle, normalmente de manera ilegal. El movimiento del arte callejero cobra especial relevancia en París en la segunda mitad de los años 60s, pero es hasta mediados de los años 90s que toma fuerza la tendencia a intervenir las calles con arte actual. La aparición del artista norteamericano Obey Giant, a través de una estudiada campaña tapizó Providence, Rhode Island, después todo Estados Unidos con posters y plantillas del personaje de circo André “The Giant”. Como replica, a partir de ese evento, diferentes países comienzan a trabajar en las calles de esta manera, reinterpretando imágenes icónicas de temas sociales o históricos para hacerlas esténciles e invadir la vía pública.

El arte urbano se convierte en parte de la museografía, del contexto, se convierte en una experiencia visual y sensorial. Estos son algunos de los elementos que han contribuido a transformar las ciudades contemporáneas en museos; donde los lugares públicos invitan a vivirse, donde los elementos urbanos se convierten en piezas o lienzos del arte. De esta manera se comienzan a intervenir los espacios urbanos a través del arte, donde lo que importa es el mensaje no el mensajero, así el arte contemporáneo, se presenta en un espacio que no es el museo, pues estos sitios institucionales no se necesitan, la ciudad es por si misma una sala de exposición

 

JEAN-MICHEL BASQUIAT

Nacido en 22 de diciembre de 1960 en Brooklyn, Nueva York, Jean-Michel Basquiat se crió en las calles de dicho barrio, donde comenzó a crear feroces graffitis en las estaciones del metro de Lower Manhattan, firmando los mismos con el anagrama SAMO, que significa «SAMe Old shit» (la misma vieja mierda). En 1980, cuando contaba con tan solo 19 años de edad, Basquiat tomó parte en la exposición Times Square Show, atrayendo la atención de la crítica y prensa especializada. Al año siguiente, expuso en el P.S.1, donde su éxito fue considerable, y donde comenzó su amistad con una de las personalidades más famosas y controvertidas de la época, ANDY WARHOL. Warhol y Basquiat se admiraban mutuamente, y colaboraron en casi un centenar de obras.

En 1983 Basquiat viajó a la ciudad italiana de Módena, donde asistió a su primera exposición individual. Este publicitado evento supuso un extraordinario éxito, convirtiéndolo en el artista afroamericano más respetado del momento. Pero este éxito tuvo también su lado negativo: Basquiat comenzó a abusar sobremanera de las drogas, lo que a menudo lo transportaba a un terrible estado de paranoia. El 12 de agosto de 1988, Basquiat fue hallado muerto por sobredosis en su apartamento. Tenía tan solo 27 años de edad.

Estilísticamente, la obra artística de Basquiat es mucho más complicada de explicar que lo que un análisis superficial puede hacer pensar, y está inspirada en múltiples referencias, tales como artistas contemporáneos como Picasso o Pollock, la música jazz , la cultura del África primitiva, e incluso quizás el abuso de la heroína. En el año 2002, su obra Profit I fue vendida en Christies por más de 5.5 millones de dólares. La pintura fue creada en 1982, cuando Basquiat tenía sólo 21 años de edad.

 

*Verónica Loaiza es arquitecta, artista visual y gestora cultural. Directora de la asociación civil Contenedor de Arte. contenedordearte@gmail.com

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