BANKSY MISTICISMO E IRREVERENCIA REDITUABLES
Por Sara Mascarúa Sánchez
La fórmula se antoja letal: misticismo, irreverencia, fina ironía y stencils. El resultado: Banksy, un artista urbano que se dice es londinense y quien ha tomado por asalto múltiples ciudades del mundo, principalmente Londres, de ahí que se le achaque esta nacionalidad.
De él se ha creado una especie de leyenda urbana, algunos aseguran que no es solo un artista sino un grupo que oferta su trabajo al mejor postor, otros acusan a este hombre de “venderse” al sistema y producir para los ricos –acusaciones que se anulan por tratarse de un personaje anónimo, aunque ya un periodista británico lo entrevistó-.
Lo cierto es que este hombre que se esconde de los reflectores de las cámaras y la mirada pública, saltó del arte callejero y el grafiti a los grandes escaparates para tomar a las principales marcas –Puma y MTV- e incluso causas sociales (Greenpeace) para levantar la voz y hacerse notar en el mundo, al punto de que la casa de subastas Sothebys vendió un juego de sus obras en la nada despreciable cantidad de 50.400 libras.
Un claro ejemplo que demuestra cómo cuando el trabajo o la propuesta del artista se saben vender, estas pueden alcanzar cifras millonarias. Si bien es cierto que su postura es contestataria, irreverente, cargada de humor negro y se oferta como una burla hacia el sistema, Banksy ya es un referente en la historia del arte contemporáneo.
Y aunque lo suyo, su arte o trabajo, no son nada nuevo –muestra una marcada influencia de Blek le Rat – sí lo son sus métodos de “ataque” y de ofertarse en el mercado. En sus inicios Banksy se apoderaba de espacios públicos y de gran atractivo turístico en forma de protesta y ahora él se ha convertido en ese “atractivo”, uno que se persigue y busca en diversas capitales del viejo continente, tal y como sucedió en Cannes, durante la pasada edición del Festival Internacional de Cine que se realiza en la costa azul, donde Banksy llenó de aerosol múltiples espacios públicos que fueron el foco de las cámaras internacionales que se dieron cita para cubrir el encuentro.
Lo anterior es destacado, sin duda y tampoco podemos olvidar, por supuesto, que su obra estuvo expuesta en espacios de gran renombre como la galería Tate Modern, de Londres; el Moma de Nueva York, el Museo de Brooklyn, el Museo Americano de Historia Natural (Nueva York) y el Museo Británico de Londres. Cabe aclarar que en estos espacios convencionales de arte tomó por asalto las salas y colgó sus obras sin autorización alguna.
¿Arte o vandalismo? ¿Gran artista o grafitero? ¿Creador o vendedor? Mientras los críticos especializados lo acusan solo de lo segundo, de ser un grafitero cuyo trabajo no puede considerarse como arte sino meros actos vandálicos que se venden bien, lo cierto es que Banksy es cada vez más popular, su nombre da la vuelta al mundo y su trabajo puede encontrarse en la red, en 7,700,000 sitios, ya se ha vendido en miles de libras y es, guste o no, un referente del arte contemporáneo. ¿Las formas han cambiado? Sin lugar a dudas, así es. ¿Banksy es realmente un artista? Este punto, así como la calidad y el peso de su trabajo lo determinará el mejor juez en esta materia: el tiempo.
*Sara Mascarúa Sánchez, periodista y editora cultural en Diario Provincia, reportera de Diario Monitor y cofundadora de la Revista Cinescopio. Coeditora del catálogo del Festival Internacional de Cine en Guadalajara y editora del suplemento del Festival Internacional de Cine de Morelia.