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DE CÓMO LA GRÁFICA POPULAR SALVÓ DOS PAÍSES

Por Alejandro Barreto

 

Uno de los planteamientos más resolutorios en el periodo de tres años de investigación de este proyecto, sucedió durante un coloquio sobre arte popular en la Universidad UNIVASF: Universidad del Valle de San Francisco, en el estado de Petronila, Pernambuco, en Brasil, en la que se presentó por primera vez fuera de México el proyecto LUBOKUS.RU.MX.

En esta ponencia se cuestionó la importancia del arte popular en la actualidad y específicamente la segregación en el ámbito del arte “oficial” o dicho de otra manera “serio”. Tema que propició un debate sobre la jerarquía de las artes como disciplina y la importancia de unas técnicas sobre otras.

También como es muy común, durante décadas se cuestionó la relevancia misma de la gráfica como un arte “selecto”, cuando la cualidad de la reproductibilidad le ha ensombrecido como si fuera una especie de traficante que multiplica y mancilla el aura de la obra de arte. Que sin llegar a referir los textos de Walter Benjamín, demandaba una explicación, y bajo esas premisas, se preguntaba la audiencia ¿porqué un proyecto artístico profesional se regocija del estudio del arte popular, “naif “ y/o anónimo?

Si bien es cierto que la pintura y escultura han sido las disciplinas que han dominado el contenido de las clases de historia del arte en las universidades. También es cierto que el arte es un procedimiento ontológico, el descubrimiento del mismo, dentro de un individuo, llámese, teatro, música, artes plásticas, poesía entre muchos más.

Obedece a necesidades del ser, y, en ese entendido podemos pensar que todos aquellos quienes no están propiamente catalogados como artistas, pero que se han dedicado a la reproducción de imágenes, religiosas o populares como los artesanos mismos, experimentan el acto de la creación que no es privativo de sólo algunos sectores, como tampoco lo es la relación del espectador y la obra, las artes a fin de cuentas. Es lenguaje abstracto pero efectivo, logra generar dentro de su desarrollo mismo la trascendencia, y el resultado físico que es la obra.

Por otro lado, el arte “serio” o el “sí arte”, es un precepto que envuelve una suerte de restricciones (discutibles también) que en general separa y vincula a las disciplinas de creación única (no reproductible) para algunos contextos y ambientes específicos, como: mercado del arte, coleccionismo, subastas, acervos históricos de museos, entre otros.

Pero existe un mundo totalmente complejo fuera de estos casos y esta complejidad se agudiza conforme el arte va siendo un ente más propenso a la redefinición y la reinvención del quehacer artístico contemporáneo.

En concusión el estudio de un tipo de arte popular para revalorizarlo como documento histórico, gráfico y humorístico, tiene más trasfondo que el humor y el acto de creación autodidacta, por ejemplo, los Lubok.

En el caso de México puede ser que el grabado se haya brincado esta barrera de la prohibición, gracias a que José Guadalupe Posada con ayuda de Diego Rivera inconscientemente abrió la brecha para darle un estatus universal de la cultura popular mexicana.

Tanto adentro como el exterior gracias al grabado, fue una labor que tomó un tiempo ser asimilada por estudiosos, artistas, valuadores y críticos de arte para que adjetivos como: “ilustrador” o “dibujante de caricaturas” fueran suplantados por el de “creador” o “artista”, tomando en cuenta que Posada tenía lo que no le debe faltar a ningún creativo de su altura: el talento.

 

*Alejandro Barreto Palma es grabador zitacuarense, es embajador del Arte Popular de la Gráfica Rusa en México, otorgado por la “Academia Rusa de Arte Tradicional”. Estudia el Doctorado en la Facultad de Artes y Diseño de la UNAM

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