LA NARANJA INVISIBLE
Por Redacció
La economía creativa, es decir, la Economía Naranja, representa una riqueza enorme basada en el talento, la propiedad intelectual, la conectividad y por supuesto, la herencia cultural de nuestra región.
En el mundo del teatro, suele decirse que no es posible ganarse la vida como escritor de libretos, no obstante, uno puede volverse inmensamente rico haciéndolo. ¿Cómo no calificar de “invisible” a un sector que según John Howkins, representó el 6,1% de la economía global en el año 2005 y una década después todavía no ha sido registrado en el radar de la mayoría de los economistas.
La economía creativa, definida por Howkins, comprende los sectores en los que el valor de sus bienes y servicios se fundamenta en la propiedad intelectual: arquitectura, artes visuales y escénicas, artesanías, cine, diseño, editorial, investigación y desarrollo, juegos y juguetes, moda, música, publicidad, software, TV y radio, y videojuegos.
Asumiendo esta proporción como estable para el año 2011 la Economía Naranja alcanzó los $ 4,3 billones de dólares, algo así como el 120% de la economía de Alemania o dos y media veces los gastos militares del mundo. Mientras el gasto militar depende en un ciento por ciento del presupuesto público, la Economía Naranja es un contribuyente neto.
Las exportaciones de bienes y servicios creativos en 2011 alcanzaron los $646 mil millones de dólares. Si las insertáramos en la clasificación que hace el Centro Internacional de Comercio, serían la quinta mercancía más transada del planeta, al tiempo que el valor de las transferencias militares ni siquiera aparecería entre las diez primeras.
El comercio de servicios creativos crece 70% más rápido que el de bienes creativos y estas transacciones ocurren de manera creciente a través de internet. La reconocida firma especialista en grandes negocios, Price Waterhouse Coopers, estimó que desde el año 2012 las industrias del entretenimiento inyectarían (actividades culturales y creativas) $2,2 billones de dólares anuales a la economía mundial. Lo que equivale al 230% del valor de las exportaciones petroleras de los miembros de la Organización de Países Exportadores de Petróleo para el mismo año.
Grandes industrias del cine como Hollywood en Estados Unidos, Bollywood en India y Nollywood en Nigeria producen en conjunto más de cuatro mil películas anuales más de 80 películas por semana. Sus ventas de boletería alcanzan miles de millones en todo el mundo.
Por ejemplo, las artes escénicas, comparadas con la mayor y más costosa planta de energía del mundo: la hidroeléctrica de las Tres Gargantas en China, la cual tiene la capacidad de proveer el 10% de la electricidad de China (28 millones de hogares e innumerables fábricas), se construyó después de casi 30 años con un costo de 25 mil millones de dólares. Mientras tanto, a lo largo de las mismas tres décadas, los diez musicales más exitosos en Broadway tuvieron ventas totales en Nueva York y Londres (boletería y mercadería) de casi 27 mil de millones de dólares, nada mal para obras de teatro.
FORTALECER LA ECONOMÍA AL EXPRIMIR LA NARANJA
Definir la Economía Naranja es un asunto complejo, cultura, creatividad y economía son conceptos amplios que es necesario delimitar, donde la relación entre economía y cultura no es evidente pues sus oportunidades son ampliamente desconocidas.
Hacer la cuantificación económica de las actividades culturales y creativas es un ejercicio reciente y las herramientas para hacerlo siguen evolucionando. La recolección y publicación sistemática de información es irregular, no suele ser comunicada de manera efectiva y las dinámicas del proceso creativo y su transformación en bienes y servicios responden a un proceso gaseoso, pues siguen una lógica compleja y muy volátil. A la vez que hacen falta marcos prácticos para el diseño de políticas que aprovechen sus oportunidades de desarrollo social y económico y no se cuenta con suficientes personas involucradas.
Las industrias culturales y creativas son aquellas que combinan la creación, la producción y la comercialización de contenidos creativos que sean intangibles y de naturaleza cultural. Estos contenidos están normalmente protegidos por el derecho de autor y pueden tomar la forma de un bien o servicio, e incluyen además toda producción artística o cultural, la arquitectura y la publicidad. Están en el centro de la economía creativa y se definen como ciclos de producción de bienes y servicios que usan la creatividad y el capital intelectual como principal insumo.
Se clasifican por su papel como patrimonio, arte, medios y creaciones funcionales, son aquellas actividades que tienen su origen en la creatividad, la habilidad y el talento individual y que tienen el potencial de crear empleos, riqueza a través de la generación y la explotación de la propiedad intelectual. Para que las barreras físicas que limitan las ideas y las oportunidades de la Economía Naranja se derriben, primero hay que superar la barrera sicológica del proteccionismo cultural.
Son millones de creadores potenciales al año y por lo tanto de formas innovadoras de crear bienes y servicios que potencien la riqueza de nuestro patrimonio cultural. Se necesita adoptar tempranamente las prácticas de innovación, sin esperar a que otros muestren el camino. La Economía Naranja es un imperio de la mente que podemos construir.
Retomado de conceptos de Felipe Buitrago Restrepo, material
promovido por el Banco Interamericano de Desarrollo .