CONSTRUIR, NO DESTRUIR. ARQUITECTURA SOSTENIBLE
Por Verónica Loaiza*
Al paso del tiempo las ciudades crecen incontrolablemente, aumenta la población al igual que sus necesidades, al mismo tiempo que sus problemas ambientales. Los procesos urbanos se efectúan sin planeación o estudios previos, lo que ocasiona un descontrol de manera deficientemente ante los recursos naturales e impacto ambiental.
La finalidad del hombre ha tenido una visión capitalista en las últimas décadas, construye cuantiosos complejos habitacionales o comerciales, edificios con diseños modernos y sistemas constructivos de vanguardia, todo proyectado en grandes dimensiones y extensas superficies.
“La cultura hacia el entorno es insuficiente, es mínima la educación ecológica”.
La manera desorganizada en que las ciudades se desarrollan incita a afectar negativamente las reservas naturales, es por eso que en los últimos años los habitantes se preocupan, comienza a fundarse una cultura de protección al medio ambiente. La construcción sostenible se refiere al respeto, cuidado y bienestar del entorno, igualmente del hombre.
El hecho de generar espacios que se encuentren en armonía con el medio que los rodea provoca naturalmente espacios con equilibrio y mejor calidad de vida. El construir con materiales que no dañen la salud, no destruyan el medio ambiente y se utilicen mecanismos naturales, genera la optimización de los recursos y la energía.
Como filosofía ecológica, la relación entre los organismos y su entorno, la arquitectura sostenible o bioclimática mantiene como primicia el respeto y cuidado hacia los recursos naturales sin degradarlos. El concepto de desarrollo sostenible definido por la ONU como «un desarrollo que satisfaga las necesidades del presente sin poner en peligro la capacidad de las generaciones futuras para atender sus propias necesidades», fue empleado por primera ocasión en 1987 durante la Comisión Mundial del Medio Ambiente.
Edificar casas y alzar edificios sin sentido, en muchas ocasiones es motivo de la obstinación del hombre por demostrar su poderío económico. Entonces, el único objeto es el del negocio ocasionando daños al entorno natural.
El sector urbano y arquitectónico debe aporta para corregir las condiciones deplorables en las que la ciudad crece, contribuir a mejorarlo: “construir y no destruir”, con visión armónica entre ciudad, espacios públicos, edificios y ciudadanos.
“Poco a poco el ser humano extingue lo que la tierra le proporciona”.
Una de las maneras en que este desarrollo se debe dar, es a través de proyectos bioclimáticos o sostenibles. Esto se refiere a todo aquel que por sus características no funciona con factores externos, pues funciona con energía propia, temperatura auto-generada y materiales naturales, de forma que equilibra de forma racional y funcional.
A causa de una crisis resultado de la explotación y mala orientación de los recursos, por la necesidad por reducir el consumo de energía, en la década de los 70s comienza la reflexión acerca de la cultura ecológica. Sin embargo, no fue hasta la siguiente década que en realidad se crearon sistemas normas de protección, haciendo el concepto de desarrollo sostenible como una política de naciones.
En este tipo de arquitectura se utilizan sistemas mecánicos que son considerados como apoyo, sus ventajas son el escaso uso de electricidad, gas y clima artificial. Algunos de los materiales que se utilizan para muros, techos, losas e instalaciones son piedra, barro, madera, cerámica, paja, tierra, materiales vegetales, entre otros.
Es así que esta filosofía arquitectónica pretende el equilibrio, aprovecha los avances técnicos que facilitan y mejoren la forma de vida del hombre, al mismo tiempo respeta la naturaleza, de manera inteligente para que la sociedad prospere. No podemos permanecer ajenos ante esta situación devastadora provocada por el mismo ser humano, es momento de empezar a construir y no destruir, es momento regresarle a la tierra lo que nos da.
*Verónica Loaiza es arquitecta, artista visual y gestora cultural. Directora de la asociación civil Contenedor de Arte.