DOLORESVOZ
Por Debora Hadaza
No recuerdo cuando escuché por primera vez Zombie, yo no escuchaba música “secular”, pero sí recuerdo que después de escuchar eso así sólo quería escucharla una y otra vez, desafortunadamente para mí su música estaba inaccesible, en mi casa, pero el mundo no es mi casa.
Su voz me sonaba a puro poder, poder de útero, de fuego, de instinto, poder de gata seduciendo, de olas rompiendo barcos, un poder muy hembra, desbocado, como si cantara desde las entrañas y las menstruaciones, gritos de dolorplacer sin crepúsculo. Poder que tiembla, constante, tiembla sin romperse, ni cortar, poder de Gea trepidando, Gea meciendo al mundo antes de hacer explotar un volcan, Gea calentándose la entrañas de rabia.
…”Todo mundo quería cantar como ella. Sí, tenía una voz única”…
Wikipedia dice que Dolores O´Riordan era mezzosoprano, yo tengo mis dudas, ese no es el timbre de una mezzo, tal vez el registro no el timbre, su voz nunca se hace pesada, nunca se engrosa, todos sus graves flotan, sus agudos flotan, y sus hiperagudos, imposiblemente, siguen flotando. ¿Cómo algo que flota puede ser tan poderoso, tan incisivo? Es la mágica voz del aire, que se vuelve viento, hazla chocar con el frío o el calor y entonces sólo te dará tormentas.
En los noventa yo no era nadie. En mis oídos sólo sonaba soledad, ser un tache, un borrón, un grito sordo, una voz que no sabe templarse, llena de ira y dudas, mucha pasión para una pequeñez tan obvia. Todas las bandas que oía, sin permiso, eran lidereadas por hombres, yo anhelaba ser un hombre, todos los guitarristas chidos eran hombres, y los cantantes… y entonces Zombie, Linger, Dreams, Just my imagination, Salvation, una chica pequeña, flaquita, demasiado bonita para ser hermosa, demasiado impresionante para su fragilidad, ella la líder de una banda que sonaba maravillosamente bien.
Una vez en clase de Historia del Arte el profe nos dijo que el dolor pareciera ser un ingrediente forzoso en la vida personal de las mejores cantantes, de los más grandes artistas, él estaba pensando en Maria Callas, yo en ese tiempo también. Él decía, hablando de Maria, que el maltrato constante sufrido por su madre, por el amor de su vida, se sublimaba en rebeldía, pasión, poder, al subir al escenario. Dolores fue abusada sexualmente desde los 8 años hasta los 12 por alguien familiar. En los últimos años se descubrió que sufría de trastorno bipolar y ataques de ansiedad. (Huidobro tal vez diría: ¿irías a ser ángel que Dios te dio tanto dolor?)
…“una mezcla de salvajismo y nitidez en un registro amplio pero uniforme, que no se engrosaba en lo grave ni lastimaba en lo agudo”…
El sábado pasado, 20 de enero, la última canción que pusieron en el programa especial de la radio dedicado a ella fue Linger, cuando sonaron las primeras notas del arpegio inicial me dieron ganas de llorar con toda la cara. En los noventas yo no era nadie, y ahora tampoco, pero en los noventas yo quería comerme al mundo, hacer sonar mi voz tan fuerte y tan débil como era, no soñaba con escenarios llenos, ni vacíos, sólo con sonar, y mucha de la inspiración por crear, y quizá la sutil inspiración detrás de tantas razones por las que estudié música, fue escuchar a esa muchacha flaquita cantando así. No quería ser ella, pero me gustó mucho el “yo” que ella era, tanto que se me antojó ser yo, y sonar como yo.
Este Blue Monday al revisar Facebook me enteré que no podía ser más acertada la etiqueta. Como alguien dijo entre los cientos de comentarios “siento como si se me hubiera muerto una compañera de la prepa”. Me parece increíble, malamente increíble, que ya no esté. A pesar de lo que se pueda uno imaginar era una mujer de fe, ojalá pueda volverla a escuchar, y ahora en vivo.
Débora Hadaza. Chilanga de nacimiento y moreliana de corazón. Licenciada en composición musical, eterna estudiante de Teología, escritora de vocación y mamá.
www.hadazadebora.wordpress.com