LUZ COLOR Y VOLUMEN SIGNIFICAN LUIS BARRAGAN
Por Verónica Loaiza *
El equilibrio de la luz y el diseño de los espacios, crean un lenguaje particular, donde se combina lo funcional con lo vernáculo…. la mexicanidad en la arquitectura. El amarillo, anaranjado, rosa y blanco combinados con el cristal, la piedra, la madera y la vegetación, provocan sensaciones equilibradas y armónicas.
Cada uno de los componentes se integran, los detalles de puertas, ventanas, la iluminación de los espacios interiores y exteriores a través de una amplia paleta de colores. El tratamiento de luz, conjugado con los volúmenes son el resultado de un espacio sin igual: la Casa-Estudio de Luis Barragán. Ahí se integra lo habitacional con lo laboral, dentro de un proyecto que detona un previo estudio arquitectónico de las áreas y las necesidades del reconocido arquitecto mexicano.
“Me he dedicado a la arquitectura «como un acto sublime de la imaginación poética»… En mi se premia…. A todo aquel que persigue la poesía y la belleza”, Barragán.
Las obras de arte que ahí residen, perfeccionan este recorrido arquitectónico, donde los volúmenes establecen una sinergia. Esta casa se construyó en 1947 en las inmediaciones de una colonia popular de la Ciudad de México, actualmente es una de las obras arquitectónicas más famosas y reconocidas, declarada Patrimonio Cultura del la humanidad en 1994 por la UNESCO.
La Casa-Estudio funciona como museo desde los años 90s, fue el lugar donde Luis Barragán fundó sus teorías de diseño y algunas de las obras arquitectónicas más importantes de nuestro país, lo cual daría manifiesto para el desarrollo de la escuela de arquitectura mexicana. La escala utilizada es de amplias alturas, de manera que las sensaciones son de privacidad, sin dejar a un lado la integración. Barragán utilizó materiales convencionales de la época como tabique, pisos de piedra o losetas de barro, en contraste con herrería, cristal y concreto.
Como un juego sabio, correcto y magnífico de los volúmenes agrupados bajo la luz, los espacios son resultado de la acertada utilización de materiales e intervenciones de algunos artistas como Mathias Goeritz, Jesús reyes Ferreira y Miguel Covarrubias.
“No solamente es la disminución de la arquitectura, sino también la del ser humano. No le ayuda al hombre a aliviar su ansiedad – sobresaliente fenómeno de este siglo – ni le desarrolla el uso placentero del pensamiento”, afirmaba el arquitecto mexicano.
Barragán Morfín, el único mexicano en obtener el máximo galardón de la arquitectura, el Premio Pritzker (1980), generó un concepto integral a través del diseño no solo con los espacios, también con el diseño industrial de mobiliario en cada una de sus obras. Cada escena presenta rasgos inmediatos a la modernidad combinada con la filosofía y el acervo cultural, se mezclan elementos regionales proporcionando confortabilidad, flexibilidad y calidez, pero sobre todo de la identidad de la arquitectura mexicana.
Verónica Loaiza es arquitecta, artista visual y gestora cultural. Directora de la asociación civil Contenedor de Arte. contenedordearte@gmail.com