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MÁS ALLÁ DE LOS CONCEPTOS

El Festival Arte para Todos, instó desde la diversidad y la colectividad a repensar el Feminismo, las Nuevas Masculinidades y los Derechos Humanos.

Tras advertir que toda la semana se estuvo en el espacio público de la Calle Peatonal Nigromante, sin autorización municipal, inició la última de las mesas interactivas del Festival “Arte para todos” (Re) Pensar Colectivamente (en) el Espacio Público, dedicada a la reflexión respecto al Feminismo y las Nuevas Masculinidades.

Rubén Rodríguez Leal, Luis Alberto Juárez Montoya, Estrella López Maciel, Pedro Alberto Carreón Ramos y Tzitziki Erandeni Ávalos Ortiz, moderados por la presidenta de la Asociación Civil Contenedor de Arte; nos ofrecieron cinco perspectivas diferentes, desde sus diversas experiencias y campos de trabajo, reunidos para compartir conceptos, interpretaciones, procesos de construcción de relaciones familiares, sociales y con nosotras o nosotros mismos.

El punto de partida: ¿Qué carajos es el feminismo?, que a decir de Tzitziki, abogada feminista, más allá de la teoría “es una forma de vivir, pensar, sentir, gozar la vida de la misma manera de que los hombres lo pueden hacer”.

Reconoció que en nuestro contexto el ser feminista se aprecia como un movimiento agresivo o violento, “porque cuando nos mostramos como feministas, lo primero que hacen es excluirnos, no podemos hablar de derechos sexuales ni reproductivos, sin que piensen que haremos atrocidades”.

El feminismo es una manifestación y una necesidad ante los dichos como ‘calladitas nos vemos más bonitas’; te permite ver por qué somos diferentes y cómo en cada cultura, espacio, país, tiempo, se nos construyen diferente, nos anula en expresión hasta el punto de ser discriminadas, excluidas e inclusive violadas, consideró.

Para Estrella, directora de la Casa de la Cultura Jurídica de la Suprema Corte de Justicia, el feminismo es una postura política “una decisión ante la cual podemos ver al mundo tremendamente injusto” – explicó – “es la idea extraña y loca de que las mujeres somos personas; la búsqueda de ser reconocidas, vistas, escuchadas, esa indignación; la reflexión continua, el enojo pero también alegría y gusto por la vida”.

Podemos sumar y soltar, abandonar, hacer un esfuerzo cotidiano por la visibilidad, posicionamiento, somos incomodas, porque cuestionamos desde las cosas más insignificantes, como quien debe lavar los trastes, hasta la trascendentales socialmente, como quién asume una posición en un puesto público; todo esto forma parte del movimiento feminista.

Con estudios en psicología y una maestría en neurociencias y psicopedagogía, Rubén, no considera que el término Nuevas Masculinidades sea el adecuado para abordar el cómo se vive la sexualidad y se construyen las relaciones afectivas con las mujeres.

“No creo que estemos creando nuevas masculinidades, siento que eso se educa y fomenta, mi trabajo consiste en que como hombres reflexionemos sobre cómo construimos nuestro entorno social, la familia, la esfera laboral y social”.

Abundó, “lo que nos toca como hombres es reflexionar sobre lo que somos, cómo nos construimos, lo que podemos llegar a ser; es decir, de manera colectiva cuestionar la masculinidad desde los diversos espacios y los distintos aspectos de la vida cotidiana, lo que nos regula desde la condición social misma que nos orilla a que los hombres adoptemos o apropiemos ciertos mecanismos y formas de ser perjudiciales para quienes nos rodean y nosotros mismos”.

Por su parte el capacitador en Derechos Humanos, Pedro, habló de los grandes sacrificios que se deben hacer para que los cambios puedan suceder, “empezar a olvidarte un poco de ti y pensar en los demás, salir de la zona de confort y empezar a soltar trancazos, – afirmó – es un ejercicio de empatía, conocer los derechos para poder ejercerlos y garantizarlos”.

Respecto a las nuevas masculinidades, aseguró “se trata de un cúmulo de actividades cotidianas que deben distribuirse en colectivo, me da tristeza que seamos ‘tan cabezones’ para enfocarnos en el tema de cómo dejaron los monumentos, cuando los daños son una consecuencia del hartazgo”.

Aseveró “a mí no me han violado, no me piden acostarme con la jefa, no me chiflan en la calle, no me agarran una nalga cuando voy caminando. Con qué cara nos ponemos a criticar cuando cada día hay desaparecidas, muertas y violadas. Tenemos que ser consientes de lo que estamos viviendo”.

Finalmente Luis Alberto, ‘Wicho’ como es conocido en el ámbito artístico, habló de su enfoque creativo, basado en la perspectiva de género, acoso sexual, como activista “voguing”, danza que proviene de la cultura underground de los años 30 en Nueva York y que impactó fuertemente en el movimiento LGBT.

A través de preguntas y aportaciones, el público asistente participó de la reflexión, en la que entre otras cuestiones se determinó la importancia de no dejarnos envolver por los estereotipos, aunque si entender que cada individuo estará definido por su entorno: “familia violenta, deriva en violencia, círculos viciosos que pueden romperse a través del activismo, el arte y los derechos humanos”.

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