LOS CENTROS HISTORICOS SU CONCEPTO Y ALGUNAS REFLEXIONES
POR ALEJANDRINA PÉREZ AYALA*
Los centros históricos, esas áreas de la ciudad tan veneradas y admiradas, concentradoras de diversidad de usos y testigos de un sin fin de dinámicas, sociales, económicas, culturales, etc. En 1977 en el Coloquio de Quito quedan definidos como “todos aquellos asentamientos humanos vivos, fuertemente condicionados por una estructura física proveniente del pasado, reconocibles como representativos de la evolución de un pueblo. Como tales se comprenden, tanto asentamientos que se mantienen íntegros, desde aldeas o ciudades, como aquellos que a causa de su crecimiento, constituyen hoy parte o partes de una estructura mayor.”
Una definición más contemporánea, como la que hace el urbanista mexicano Víctor Delgadillo, apunta que “los centros históricos son una herencia colectiva por definición, pues han sido construidos por generaciones de habitantes en el transcurso del tiempo, concentran un importante legado cultural construido y desempeñan funciones centrales y residenciales para la ciudadanía y su población residente.”
Se abordó primeramente el concepto de centro histórico porque es fundamental estar conscientes de que son espacios sumamente complejos. Y debido a esta complejidad es importante hacer varias reflexiones al respecto. Por ejemplo, considerando que son una herencia colectiva, ¿de quién o quiénes son los centros históricos?, ¿de los habitantes, de los comerciantes, de los políticos o de los diferentes actores sociales que se manifiestan en él?
Son depositarios de un legado cultural y en base a esto se les conserva, las mejoras o arreglos que se realizan en estas áreas urbanas, ¿a quién benefician realmente?, ¿por qué se observan algunas zonas mejor conservadas que otras? Generalmente las acciones de las autoridades responsables de los centros históricos sólo se enfocan en el primer cuadro de la ciudad o sobre áreas cercanas a edificios de valor excepcional. Produciéndose así zonas desiguales, lo que trae consigo que las personas no se identifiquen con el lugar y dándose, también, una especie de segregación socio-espacial sobre aquellos que no estén cerca de los sectores turísticamente más atractivos. Parece que aún se vive en tiempos coloniales donde el privilegio distinguía a los ubicados en el primer cuadro y en las periferias se encontraba a los de “menor categoría”.
En un espacio de esta índole, tan “resguardado”, “protegido” y “venerado”, que se ha pretendido congelar en el tiempo para el disfrute edilicio, ¿cómo se dará el diálogo equilibrado con la sociedad que lo habita, cambiante y dinámica?, ¿cómo se vive en la era de la globalización de forma armoniosa en un centro histórico?, es más, ¿se podrá vivir de manera armoniosa en él?
Alejandrina Pérez Ayala es Maestra en Arquitectura formada en la Uiversidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo y la Universidad Complutense de Madrid Su trabajo se relaciona con las lineas de investigación sobre habitabilidad urbana, ciudad y patrimonio.