Trabajo para la mujer, más que emprendimiento emancipación
Empoderamiento, sororidad y resiliencia; son los conceptos desentrañados a través de las experiencias de cinco mujeres quienes han superado las crisis de la vida misma hacia la emancipación de las tradiciones, prejuicios, mitos, tabus y los propios miedos; en la mesa “Emprendimiento para Mujeres”, realizada en el marco del Tercer Festival Arte para Todos. (Re) Pensar Colectivamente (en) el Espacio Público.
Son estás ideas de mujeres emprendedoras las que han logrado que desde el espacio público, ya sean plazas, jardines, andadores o inmuebles se permé el diálogo respecto los temas que nos preocupan social, política y económicamente; y que gracias a la participación activa de las mujeres podemos lograr el desarrollo integral tanto de la mujer como del hombre.
Maricela Martínez, ex Regidora del Ayuntamiento de Zitácuaro; Paty Vara, presidenta de la Fundación Amamba, dedicada al desarrollo integral de las mujeres a través del bienestar, la educación y el trabajo; así como Irma Sotelo, Cynthia Cano y Mónica Casillas, cofundadoras de Maakia, emprendimiento de las mujeres desde sus fortalezas y virtudes; fueron los talentos invitados para compartir sus experiencias.
La actividad moderada por la presidenta de la Asociación Civil Contenedor de Arte, y organizadora del Festival Arte para Todos, Verónica Loaiza Servín; tuvo lugar a principios del mes de diciembre en la calle peatonal El Nigromante, donde se instó la participación de las personas en el espacio público.
“Más que empoderamiento, hablamos de emancipación sobre un trabajo que están haciendo estos talentos femeninos, con quienes he tenido oportunidad de trabajar, y quienes nos vienen a acompañar para platicarnos sobre su trayectoria y quehacer”.
EMPODERAMIENTO
Médico de profesión y altruista de vocación, Paty Vara, sobrevivió a una experiencia de salud que le permitió volver a vivir, cambiar de mentalidad en cuanto a cómo dirigir su vida, “mover mis sentimientos y estructurar mi mente; a partir de entonces he trabajado en no sólo en ayudarme a mí, sino a todas las mujeres con las que pueda tener contacto, para que puedan desarrollarse de manera favorable en su vida cotidiana”.
Amamba que significa mamá en purépecha, es una iniciativa que trabaja en diversas comunidades tanto rurales en cuestiones de trabajo o educación formal, prevención de enfermedades, prevención de embarazo adolescente, de violencia, “las capacitamos para la crianza más responsable, afectuosa y efectiva, acompañamiento, lactancia y apego”.
En zonas urbanas en temas de se atiende a mujeres egresadas de refugios, mujeres violentadas, canalizadas a un programa de desarrollo con cinco ejes: desarrollo humano, crianza positiva, sexualidad, obligaciones y derechos en la ciudadanía, y el aspecto profesional económico.
“Trabajamos porque las mujeres se puedan seguir educando, porque sin educación no saben que hay oportunidades y una vida mejor; les permite capacitarse para obtener un mejor trabajo, mejor ingreso y las conectamos con emprendedoras empresarias y empresarios que les puedan dar un trabajo digno y una paga justa a partir de esta capacitación”.
RESILIENCIA
Impulso a la producción y rescate de la medicina tradicional, es el objetivo de Maricela Martínez, quien ha superado los embates del machismo y a las costumbres capitalistas y legales para generar un proyecto de huerto de plantas medicinales, derivado de la herencia de las dos mujeres de su vida, su madre (productora) y su abuela (partera y sanadora).
Para la mujer que tuvo que superar carencias económicas, las ideas cerradas paternas, las costumbres del barrio y a la política misma, que aprendió sobre la importancia de la producción desde los 8 años de edad y se integró a la vida laboral a los 17; “hay que estar bien en los tres planos: económico, la salud y lo profesional”.
“No puedo entender por qué en las comunidades se están muriendo de hambre o sufren los largos traslados para atención médica, cuando por ejemplo la cannabis puede aminorar los dolores de parto; – explicó -. Mi proyecto de Mujeres Activas, es enseñarle a las mujeres qué en el patio de su casa pueden tener sus plantas medicinales, sus gallinas, y producir para sus propias familias o generar ingresos”.
Proyecto que inició como regidora de oposición, violentada, levantada y amenazada, lo que no la amedrentó sino le llevó a reflexionar “con el amor de las mujeres podemos rescatar a otra mujer”.
SORORIDAD
Irma Sotelo, Cynthia Cano y Mónica Casillas, son socias en el proyecto Maakia Emprendedoras, cada una con tres formaciones e historias de vida distintas que en algún momento las llevó a coincidir y conformar esta gran iniciativa que se encarga del acompañamiento para mujeres emprendedoras y que se ha extendido a empresas formadas por hombres.
Con una maestría en finanzas, y siendo mamá soltera a los 48 años, tras una crisis existencial, Irma entendió que tenía una misión en la vida más allá de solo hacer dinero para alguien más y de ser mamá, “inicié un proceso de sanación de entender para qué vine a esta vida, más que trabajar, reconocer mis dones y talentos, camino en el que encontré a mis dos maravillosas socias. Empezamos a trabajar con mujeres, para apoyarlas en sus proyectos de emprendimiento desde el ser, hacer y estar”.
Para Cinthya Cano, también de Maakia, ser ingeniera en sistemas, casada y con dos niños varones, estaba acostumbrada a desenvolverse en el mundo de la tecnología y de los hombres, hasta que se convirtió en ama de casa. Sin embargo, la reflexión de estar en este mundo para hacer más que tener la vida resuelta, la colocó también en esta noble labor.
“A parir de mi experiencia laboral de apoyar a otras personas que lo necesitaban, más allá del conocimiento, me permitió generar herramientas comúnmente no utilizan al emprender un negocio, ya que falta la confianza en ti misma, valorarte y saber quién eres y qué quieres. El acompañamiento a la hora de emprender es mi misión en esta vida”.
Su abuela paterna fue una mujer revolucionado para su época; única mujer de cuatro hermanos, su madre no la crió con ideas de servilismo para ellos, sin embargo, si creció con la aspiración de la familia tradicional. Mónica lo tuvo todo, casa, hijos, perro; pero le faltó la vida maravillosa.
“Me divorcié, mi madre murió de cáncer, yo pasé a segundo plano, mis sentimientos y emociones no tuvieron lugar, cuando decidí divorciarme inició un grave problema económico, trabajé mucho, lo resolví, pero me perdí. – recuerda – fue muy difícil, encontré a Dios y encontré que la solución, que el empoderarme estaba dentro de mí”.
Se trata de reconocer las fortalezas y debilidades, para entender que el verdadero empoderamiento está dentro de nosotros.
Hoy reconoce que foros como “Arte para Todos” es un foro importante para dar voz a mujeres que como su abuela o su madre, quienes no tuvieron oportunidad de expresarse, pero lo más maravilloso, considera Mónica, es que su hija podrá hacerlo siempre que quiera, “esta libertad de expresión para las mujeres cada vez, está siendo mayor”.