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Alfonso Cuarón ofreció clase magistral en el 16° FICM

El cineasta Alfonso Cuarón ofreció una clase magistral moderada por el realizador polaco Pawel Pawlikowski en el Teatro Ocampo. Ambos fueron presentados por Alejandro Ramírez, presidente del Festival Internacional de Cine de Morelia (FICM); Cuauhtémoc Cárdenas Batel, vicepresidente, y Daniela Michel, fundadora y directora general del festival.

Alfonso Cuarón reflexionó sobre su trabajo como director en su más reciente filme, Roma, el cual le permitió explorarse a sí mismo y a un México que ha cambiado con el paso del tiempo. “De mi parte fue una experiencia un poco frustrante porque llegó un momento en el que no fui consciente de un proceso más profundo que sucedía en mí. Mucho de mi malestar era por estar reconstruyendo toda una época de mi vida y también me estaba reacercando a la historia de mi país y me di cuenta que no sólo ha cambiado sino que ha empeorado en algunas cosas”.

Este proceso interno fue lo que el realizador considera determinante para llegar a una “confrontación personal, a un proceso doloroso y no uno amoroso”. En contraste, admitió que con el reparto no sucedió lo mismo porque los actores siempre requerirán sentirse seguros durante la filmación.

Además de modificar su proceso interno como director, Alfonso Cuarón relató que la escritura del guion lo condujo a una atmósfera de mayor libertad creativa, más detallada y sin la preocupación de ser fiel a estructuras que muchas veces concibe el séptimo arte. “Es el primer proyecto en el que me dejé rendir ante el proceso y no tener idea de lo que hacía, me sentía con los pies bien puestos en la tierra y sabía que estaba en una realidad y un universo que sí conocía; es la primera cinta en la que no sabía qué era lo que iba a resultar, incluso después de filmar o editarla”.

“No fue un guion de la realidad que conozco sino de lo que conocí, es el más largo que he escrito porque estaba lleno de detalles, incluso detalles de sonido. El proceso de escritura fue igual que el rodaje porque por primera vez no me senté a hacer estructuras de actos y arcos dramáticos, sólo escribí dejando al flujo del subconsciente y tuve la teoría de que todo lo que escribí iba a pertenecer a la historia, sin cuestionarme, no corregí ni hice anotaciones desde la página uno. Parte del proceso

fue no cuestionar el proceso; si se me ocurría una nueva escena, no la incluía a menos de que naciera de la escena ya escrita”.

Describir el proceso de escritura del guion de Roma fue la manera en la que Alfonso Cuarón también ejemplificó que hoy en día las escuelas de cine no enseñan a los jóvenes a desarrollar historias en cine, sino a crearlas a través de artificios narrativos estructurados en arcos dramáticos y primer y segundo actor.

El tema de la complejidad de crear una historia llevó a Cuarón a comentar que tiene atracción por guiones más profundos y confesó que hoy en día uno de sus retos es crear tramas más trascendentales que logren conectar con los seres humanos. “Me gusta un cine donde haya como un cubo rubik, esa parte del cine de poder dilucidar cómo hacer las cosas, me interesa y me divierten los géneros, este proceso es lo que más me ha acercado a decir que Roma es la primera película en la que de verdad he hecho cine. Algunas pláticas con amigos me han hecho entender este rechazo a la artificialidad del cine, pero el artificio no es necesariamente el problema sino la artificialidad que esconde el verdadero significado de lo que estás haciendo”.

“Un cine que me encantaría hacer es el que es más trascendental y que el lenguaje fílmico esté al servicio de la vida y no una obra que se cuelgue de un género o de una narrativa, un cine que no se cuelgue de nada. Ahora no tengo idea del tipo de cine que haré después pero sólo sé que no quiero crear algo de lo que ya he realizado, quiero hacer películas de aquellas que no sepa cómo hacerlas”.

Por esta razón, el director espera que el público que vea Roma “vierta su propia experiencia y sus memorias en la cinta, porque esa es la única forma en la que podemos conectar con la propia experiencia humana”.

Respecto a otros temas, el creador compartió que es importante unir la forma y la sustancia en cada proyecto cinematográfico: “La forma es parte del lenguaje y gran parte de mi carrera tuve una preocupación formal por esto, tardé tiempo en entender que forma y sustancia deben ser la misma cosa, no pueden ir separadas”.

Finalmente, Alfonso Cuarón hizo una distinción entre la industria cinematográfica y el cine en México y toda Latinoamérica, pues consideró que hay una gran diferencia entre esos dos términos. “Industria y cine son dos cosas distintas porque puedes tener una gran industria pero haciendo puras películas basura, y más bien lo que falta para crear buen cine son cineastas y el acceso necesario para ver esas películas”.

Para dar por terminada la clase magistral, Daniela Michel agradeció a Alfonso Cuarón por darse el tiempo de conversar con estudiantes, y a Pawel Pawlikowski por ser el moderador y entrevistador del encuentro.

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