La ciudad nos debe de dar acceso a todo lo que buscamos: Juan Álvaro Alayo
Para el arquitecto las ciudades son artefactos que generan movilidad, son una red conformada por calles que proveen de infinitas posibilidades, donde la accesibilidad es su función principal. Esta tiene implicaciones directas con su densidad, si en la ciudad no se puede llegar caminando a los lugares que son parte de nuestra cotidianidad, no funciona “lo prioritario es la accesibilidad, no la movilidad, entonces la ciudad es inaccesible y la movilidad es el precio que estamos pagando por la mala accesibilidad”.
Alayo Azcárate determina que para que una ciudad sea accesible, bien diseñada y con un adecuado tejido físico, podríamos llegar caminando a los lugares deseados, en un periodo de 10 minutos, esto dentro de una trama o radio de 33 kilómetros cuadrados del punto que partimos. “La densidad tiene un estigma tremendo, se asocia con grandes bloques para la vivienda social donde viven los pobres”, siendo que las zonas más densas en las ciudades son las más caras “la gente que tiene dinero elige donde vivir, el que no tiene dinero no tiene elección”.
El objetivo al que se tiene que aspirar es a optimizar la accesibilidad, asumiendo el costo en tiempo y los recursos, “las ciudades deben maximizar la accesibilidad y minimizar la movilidad”. La productividad se detiene y los empleados se ven afectados de manera negativa, cuando una ciudad está diseñada dentro de una gran red, donde la densidad es poca y la ampliación territorial es enorme, donde su infraestructura tiene grandes extensiones y los traslados de las personas son largos.
El caso de algunas ciudades de Estados Unidos son un claro ejemplo de lo que no tiene que pasar, urbes de gran extensión con desplazamientos en automóvil de hasta el 80 por ciento. Lo que genera graves problemas se inseguridad, contaminación, desigualdad social, costos altos de la infraestructura e incapacidad de facilitar los servicios públicos necesarios.
“Pareciera que sólo existiera el desplazamiento del trabajo, es cierto que el desplazamiento del trabajo es singular. Es singular por dos cosas: primero, porque tiende a concentrarse tremendamente en el tiempo, lo cual genera esas demandas de la red que ocasionan la congestión. Todo mundo acaba entrando casi a la misma hora a trabajar. La otra es porque obviamente el viaje al trabajo impacta directamente en la productividad del territorio, si tú robas horas a tus trabajadores porque tienen que gastarse dos horas al día, estás minando la productividad del país. La gente estará más cansada, menos motivada, va a tener una calidad de vida peor, menos tiempo de ocio o con sus familias. Entonces el viaje al trabajo es importante”.
En Bilbao se realizan 1000 desplazamientos anualmente, de los cuales el 30 por ciento tienen fines laborales y académicos, otro 30 por ciento se destinan a actividades de compras y asuntos personales –citas médicas, asuntos burocráticos-, 30 por ciento para actividades de recreación y entretenimiento –ir al teatro, salir con amigos, ir al parque- y el 10 por ciento restante tiene propósitos variados. En esta ciudad con aproximadamente 340 mil habitantes en su centro urbano, sus desplazamientos se conforman del 63 por ciento a pie, 20 por ciento en transporte público y 12 por ciento en automóvil. Juan Álvaro considera que una ciudad no reúne las características de ciudad, si el 50 por ciento de los desplazamientos mínimos no son cerca de casa; sólo el 25 por cientos debería depender del coche.
Las actividades personales y su accesibilidad a nivel urbano “son temas que se deberían realizar cerquita de casa, sin tener que irte a ningún otro lado, que debieras hacerlas en tu entorno porque es lo que te da la calidad de vida”, asevera el arquitecto vasco. Lo interesante es que la posibilidad de ir a trabajar se articule, “si la ciudad es más peatonal, es mas humana”, ya que todo se puede cambiar, las cosas se pueden deshacer y lograr mecanismos adecuados sobre el diseño de las ciudades. A la vez que es importante que las empresas se dispongan de manera diversificada en las urbes y exista la posibilidad de ir al trabajo de manera articulada con la estructura de la ciudad.
Sobre el transporte público considera que este es un servicio que se paga a sí mismo y que proporciona una flexibilidad expandida e impulso para las empresas que da una productividad más amplia “pero hasta ahí llegamos”, afirma. “El uso del transporte público y el grueso de sus desplazamientos es para ir a trabajar, es normal, porque así ligan la metrópoli a grandes distancias y puedes hacerlo en un tiempo razonable”, sin embargo, una ciudad no reúne las características de ciudad urbana sino se pueden hacer caminando un mínimo de desplazamientos.
“¿El transporte público qué es, la solución o parte del problema? Yo no me meto con el transporte público, sino con lo que se supone el imaginario y sobre todo el imaginario de los políticos. Pero este funciona en situaciones muy concretas y siempre está asociado a la densidad. Si tú no tienes densidad no es viable, ni es servicio”.
Si no existe una forma urbana adecuada no importa lo que se desarrolle en ella, ya que una forma de ciudad más compacta es más sostenible, entendiendo a la ciudad como el foro de innovación y creatividad, de diálogo, del encuentro y de la mezcla de personas. “Cuando compactas la ciudad tu necesidad de movilidad disminuye, tu patrón cambia”, entonces se deben gestionar ciudades compactas, vivibles, humanas, puesto que somos animales sociales “tenemos que aprender a vivir, ahí entra el tema de educación, de civismo”, afirma el especialista en temas de ciudad.
“Nadie está condenado a lo que no quiere, cada cual puede buscar una solución. Las cosas se pueden deshacer, tienes que buscar los mecanismos, los incentivos, pero lo primero es tener una mínima visión de donde quieres estar. Ahora mismo la mancha de aceite (urbana) que se extiende irremisiblemente por el territorio, no tiene visión es simplemente un oportunismo”, refiriéndose a las desarrolladoras inmobiliarias o constructoras que ejecutan por competitividad.
Para Juan Álvaro las desarrolladoras dan un servicio en un contexto donde no valoran la densidad de la ciudad, no se reflexionan sobre lo que están haciendo, en un contexto de aprovechar un mercado y la demanda, “son parte de la sociedad como alguien que ofrece dulces afuera de un estadio. Aprovecho porque hay gente, aprovecho porque hay gente y ya está”.
La expansión de las ciudades en México es un serio problema, referente a la infraestructura de las calles, “la calle es el indicativo de cuanto se extiende la ciudad y la densidad”. Cuando hay un problema claro se deben tomar decisiones, una opción es decidir socialmente si administrar los recursos a la infraestructura vial en baja densidad, aunque esto considere poca rentabilidad y poco uso; o se puede decidir aplicar esos recursos en salud, educación o seguridad. Entonces ¿cuál es la posibilidad para atender el problema de movilidad en nuestro país en un tejido de ciudad ineficiente, donde no funciona el automóvil ni las calles, el transporte público no es viable y no es posible caminar ciertas distancias?
En este contexto Juan Álvaro propone un modelo urbano sustentable, desarrollado en un margen de 20 a 30 años y basado en políticas publicas que promuevan el uso de la bicicleta, “sería la forma más fácil de desplazarse, porque la bicicleta lo que tiene es que canibaliza a dos tipos de desplazamientos: el peatonal y el transporte público”.
Se podría dedicar una quinta parte de la red vial a la bicicleta que esté protegida con vegetación o techumbres, donde varias fábricas de bicicletas eléctricas se establezcan en la ciudad y fortalezcan el desarrollo económico y de investigación. En este esquema el gobierno proporciona la infraestructura vial y financiada por 3 años al 70 por ciento de población, con la posibilidad de adquirir bicicletas; la inversión representa menos de lo que la población invierte en transporte público.
“Hasta 15 kilómetros en bicicleta son perfectamente viables, la bicicleta te permite operar funcionalmente de una mejor manera en el territorio más extendido. Yo no lo recomendaría como solución definitiva, pero lo veo como una solución intermedia donde tienes la bici inmersa en el sistema urbano, y se genera actividad económica”, asegura.
Al estudio de la ciudad le corresponde analizar la movilidad urbana, introducirse en el campo de la planificación y del como se conforma el tejido urbano; entendiendo a la movilidad como el síntoma del problema de accesibilidad. Para entender la ciudad esta debe de tener ciertas características, sobre todo sustentabilidad y accesibilidad; la ciudad es un ser vivo que perdura en el tiempo.