FRAGMENTO DEL CUENTO EL PRINCIPITO FRAGMENTO CAPÍTULO XXI
POR ANTOINE DE SAINT–EXUPÉRY
Así el principito domesticó al zorro. Y cuando se aproximó la hora de la partida:
– ¡Ah! – dijo el zorro… – Voy a llorar.
– Es tu culpa – dijo el principito -, yo no te deseaba ningún mal pero tú quisiste que te domesticara.
– Claro – dijo el zorro.
– ¡Pero vas a llorar! – dijo el principito.
– Claro – dijo el zorro.
– ¡Entonces no ganas nada!
– Sí gano –dijo el zorro – a causa del color del trigo.
Luego agregó:
– Ve y visita nuevamente a las rosas. Comprenderás que la tuya es única en el mundo. Y cuando regreses a decirme adiós, te regalaré un secreto.
El principito fue a ver nuevamente a las rosas:
– Ustedes no son de ningún modo parecidas a mi rosa, ustedes no son nada aún – les dijo. – Nadie las ha domesticado y ustedes no han domesticado a nadie. Ustedes son como era mi zorro. No era más que un zorro parecido a cien mil otros. Pero me hice amigo de él, y ahora es único en el mundo.
Y las rosas estaban muy incómodas.
– Ustedes son bellas, pero están vacías – agregó. – No se puede morir por ustedes. Seguramente, cualquiera que pase creería que mi rosa se les parece. Pero ella sola es más importante que todas ustedes, puesto que es ella a quien he regado. Puesto que es ella a quien abrigué bajo el globo. Puesto que es ella a quien protegí con la pantalla. Puesto que es ella la rosa cuyas orugas maté (salvo las dos o tres para las mariposas). Puesto que es ella a quien escuché quejarse, o alabarse, o incluso a veces callarse. Puesto que es mí rosa.
Y volvió con el zorro:
– Adiós – dijo…
– Adiós – dijo el zorro. – Aquí está mi secreto. Es muy simple: sólo se ve bien con el corazón. Lo esencial es invisible a los ojos.
– Lo esencial es invisible a los ojos – repitió el principito a fin de recordarlo.
– Es el tiempo que has perdido en tu rosa lo que hace a tu rosa tan importante.
– Es el tiempo que he perdido en mi rosa… – dijo el principito a fin de recordarlo.
– Los hombres han olvidado esta verdad – dijo el zorro. – Pero tú no debes olvidarla. Eres responsable para siempre de lo que has domesticado. Eres responsable de tu rosa…
– Soy responsable de mi rosa… – repitió el principito a fin de recordarlo.
Antoine Marie Jean-Baptiste Roger de Saint-Exupéry fue un escritor y
aviador francés. Siendo piloto en la Segunda Guerra Mundial, la noche del
31 de julio de 1944, despegó de Córcega a bordo de un P-38, y nunca regresó.